La vida de John Bunyan "Primera parte"
- Mauricio Delgado
- 22 abr 2019
- 3 Min. de lectura
Todo buen cristiano alguna vez ha leído o ha escuchado hablar sobre la novela El progreso del peregrino considerada uno de los clásicos literarios en el mundo cristiano, se ha traducido a más de doscientos idiomas. A pesar de que muchos hemos leído esta novela o hemos visto la película, pocos conocemos la vida del autor.
John Bunyan fue un escritor y predicador puritano de origen inglés nacido el 28 de noviembre de 1628. Sus padres fueron Tomás Bonnion y Margaret Bentley. La educación de Bunyan es realmente un misterio, lo poco que conocemos es lo que él mismo redacta: “No asistí nunca a la escuela para estudiar a Platón o Aristóteles, sino crecí en la casa paterna, en una condición muy humilde, en compañía de pobres paisanos”.
Lo anterior nos muestra la poca educación que Bunyan adquirió (si es que se puede llamar educación). A temprana edad aprendió a reparar ollas y cacerolas, a usar el martillo y la forja, es claro que desde muy niño tuvo que trabajar para ganar el pan de cada día.
Juntamente con su oficio John aprendió el estilo de vida impío y profano, a los dieciséis años “el dedo de Dios toco a su madre y durmió” nos informa Bunyan. No debe sorprendernos que ante esta ausencia él se entregará a caminos perversos y desenfrenados. Se convirtió en cabecilla del grupo de jóvenes con quien se juntaba: Un guía en todo tipo de vicios y perversiones.
En el año 1644 sin Dios en el mundo y con edad suficiente, Bunyan fue reclutado en el ejército parlamentario y se convirtió en un soldado. Durante los días que estuvo encuartelado es posible que escuchará muchos sermones de puritanos en la iglesia de Newport Pagnell, así como de aquellos predicadores que servían como capellanes.
Después de su servicio Bunyan regreso a su vida de caldero y a los veinte años se casó con una joven piadosa. Ambos eran extremadamente pobres, sin embargo ella llevo consigo un par de libros: El camino al cielo para el hombre sencillo y la práctica de la piedad. Al leerlos él encontró algunas cosas que le resultaron agradables, aunque en él aun no existía un arrepentimiento genuino y una convicción de pecado.
La esposa de Bunyan tuvo gran influencia y tacto en la relación con su esposo impío, en vez de limitarle y reclamarle le contaba cosas acerca de su padre, un hombre piadoso, cuyas virtudes ella elogiaba. Esto produjo que él empezará a asistir regularmente a la iglesia, con mucho respeto decía y cantaba como todos los demás, sin embargo él se aferraba a su vida perversa.
A pesar de todo esto Bunyan nos redacta la intervención divina que planto un conflicto en su alma:
"Me encontraba sumergido en mi deporte dominical, cuando una voz que salió súbitamente disparada del cielo, vino directo hacia mi alma, preguntándome: '¿abandonarás tus pecados e irás al cielo, o conservarás tus pecados e irás al infierno? Ante esto, me vi extremadamente confundido. Por tanto, abandonando mi juego, miré hacia el cielo y fue como si con los ojos de mi entendimiento, contemplara al Señor Jesús, mirándome con sumo desagrado, y como si en verdad me amenazara con un terrible castigo por estas y otras prácticas impías."
Después de esto él siguió asistiendo a la iglesia anglicana de Elstow durante cuatro años. Su amor por la vida social, los bailes y por tocar las campanas de la iglesia generaban un conflicto mayor en su vida. Una reforma exterior se empezó a manifestar y muchas personas quedaron impresionadas. Cuando cometía un pecado le prometía a Dios que haría un mayor esfuerzo la siguiente vez, constantemente se planteaba la idea de que tal vez era muy tarde para recibir la gracia y la misericordia de Dios, pero también anhelaba ser convertido a Cristo.
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