¿Amamos correctamente?
- Zuri Delgado
- 10 abr 2019
- 2 Min. de lectura
El amor constituye el centro de nuestra vida diaria y por ende de nuestra sociedad. Amor a nuestro cónyuge, a nuestros hijos, a nuestros padres, en general a nuestra familia, al trabajo, a nuestro hogar, a nuestros sueños, etc.; muchas personas dicen amar. Vemos que el amor ocupa un lugar importante en nuestras vidas, es el motor que impulsa y alienta al ser humano cada día.
La pregunta es ¿Estamos amando correctamente?
De acuerdo a la medida o estándar de este mundo, todos diríamos que alguna vez hemos amando o que vivimos amando a las personas que nos rodean y lo que hacemos.
El amor en la sociedad es condicional, es decir, se basa en recibir mas que en dar, regularmente amamos a aquellas personas que merecen ser amadas y aborrecemos a los que nos aborrecen, pero ¿Es realmente esa la medida correcta de amor?
Las Sagradas Escrituras nos dan un panorama totalmente diferente, Efesios 5:1-2 dice lo siguiente:
“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”
Pablo nos invita a seguir el ejemplo de amor mostrado a través de la vida y sacrificio de Jesucristo, quien sufrió rechazo, oposición y muerte en manos de su propio pueblo, de quienes pregonaban amar a Dios su Padre, sobre todo porque el no era quienes ellos esperaban, no llenada sus expectativas egoístas. Él llevaba las Buenas Nuevas de Salvación, el amor y el perdón a gente que la sociedad había excluido, a gente que no lo merecía de acuerdo al estándar del mundo. Incluso el amó y perdonó a quienes le crucificaron; esa es la medida del amor y del perdón, dar, porque más bienaventurado es dar que recibir.
Ahora bien, la escritura nos enseña con respecto al amor lo siguiente:
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4-7
Cuando leo estas características del amor, solo puedo pensar en el amor de Dios mostrado en Cristo, es claro que él cumplió todo esto, cuando lo único que merecíamos era la justa ira de Dios por nuestros pecados, Dios mostró su amor enviando a su hijo el cual se hizo semejante a nosotros, se despojó de todo y murió hecho maldición, desechado y menospreciado.
Recordemos que estamos llamados a imitar el amor de Dios en Cristo, como padres hacia nuestros hijos y como hijos hacia nuestros padres, como esposos hacia nuestras esposas y como esposas hacia nuestros esposos, como ciudadanos hacia nuestros gobernantes y cualquier otro rol que desempeñemos en este mundo, debemos mostrar amor de acuerdo al estándar de Cristo.
No nos dejemos engañar por esa idea falsa de amor que nos vende el mundo, busquemos cada día conocer y recibir el amor de Dios que se muestra únicamente en Cristo, aprendamos del mejor maestro, sigamos el mejor ejemplo y así podremos amar cada día de la manera en que Dios quiere que amemos, incondicionalmente.
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